dissabte, 31 de maig del 2008

Más que un alcalde.

Aunque sea de Madrid. Mucho más que un alcalde, prácticamente un presidente del Gobierno in pectore. El señor Ruiz Gallardón debe de haber considerado que éste es su momento y sabe aprovecharlo de modo magistral. Lo prueba la estupenda entrevista de ayer en la Cuatro con Iñaki Gabilondo en la que demostró ser un político consistente, de convicciones y con categoría. Su enfrentamiento en sede judicial con el señor Jiménez Losantos, su resistencia ante las presiones a que se vio sometido por los compinches del locutor para que desistiera de su muy justo empeño, su tranquila determinación para poner coto a las desmesuras de este lenguaraz insultón, lo tengo dicho y no me duelen prendas en repetirlo, es lo más eficaz que se ha hecho en España en pro de la democracia y en contra de esa detestable práctica de terrorismo mediático que practica el grupo de la Cope y El Mundo con el beneplácito de la Iglesia y la partida de la porra en el seno del PP. Y, de paso, lo más eficaz que se ha hecho también por devolver al partido de la derecha la necesaria autonomía y su capacidad para generar propuestas electorales ganadoras a la altura del siglo XXI.

Pero sobre esto más al final. De momento, liquidemos el asunto de la querella por injurias graves al locutor Jiménez Losantos. Siguen éste y sus compadres empeñados, con la mala fe que los caracteriza, en disfrazar su presunto delito con la galas de la defensa de la libertad de expresión (de lo que ya se habló aquí ayer) y de su sacrificio en pro de las víctimas (de lo que se hablará ahora), convenientemente representadas en el juicio por el señor Alcaraz que orientó su acción en la legislatura pasada al servicio de la partida de la porra en el PP, cosa que nada tiene que ver con los intereses de las víctimas; como nada tampoco todo lo que haya dicho el señor Jiménez Losantos cuyo interés por ellas se reduce al de hacerlas víctimas a su vez de una descarnada cuanto absurda fábula sobre la participación de ETA en la matanza del 11-m. De todas formas, ya produce risa ver al hombre que hasta hace poco se creía el rey de las ondas, con licencia para despreciar e insultar a quien quisiera, comportarse mansamente, como un sepulcro blanqueado para salvar el pellejo.

Porque de eso se trata, de salvar su pellejo. Si recae sentencia condenatoria en su momento, cual parece bastante probable, este debelador de progres y derechistas maricomplejines quedará muy tocado. Por cierto que la Iglesia que lo sostiene y sus amigos mediáticos y de la partida de la porra tratarán de desviar la atención, de atacar a los acusadores y de tergiversarlo todo. Pero habrá un hecho que nadie podrá obviar: cada vez que abra la boca en la Cope, cualquiera se la podrá cerrar diciendo que los delincuentes por injuriadores no debieran hablar. Y a ver qué dicen los curas.

Y todo eso habrá sido mérito exclusivo del señor Ruiz Gallardón que, con paciencia oriental, ha sabido sentarse a la puerta de su casa, tragando sapos y culebras, hasta que ve pasar el cadáver de su enemigo. Políticamente hablando, el señor Jiménez Losantos es un cadáver.

El otro aspecto de la entrevista versó sobre la situación en el interior del PP. Ahí el señor Ruiz Gallardón también hizo una faena completa porque, gracias a su habilidad y flexibilidad, ha conseguido una buena mano en esa partida de poker que ha sido la adaptación del PP a la derrota electoral del nueve de marzo. Que los críticos a Rajoy son una minoría ha quedado ya patente. Pero además también lo ha quedado que es una minoría mal avenida entre sí, sin apoyos serios y sin otro horizonte que no sea el de permanecer en los cargos orgánicos de los que el señor Rajoy los ha desplazado para dar paso a gente nueva. Todos los que han llamado a zafarrancho de combate últimamente eran meros cesantes: Zaplana, Acebes, San Gil, Mayor Oreja... políticos haciendo mutis que tratan de escenificar un retorno esgrimiendo cuestiones de principios y valores que, como la Patria para el doctor Johnson, son el último refugio de los canallas.

Queda la señora Aguirre, un zoon politikon en estado puro y en un sentido más maquiavélico que aristotélico. Ha sido muy inteligente de parte del señor Rajoy y el señor Ruiz Gallardón ofrecer a la presidenta de la CA de Madrid la posibilidad de integrarse en la dirección del PP "si quiere". El señor Ruiz Gallardón ha coronado su pieza de habilidad, hablando de su deseo de restablecer relaciones con la señora Aguirre. Ésta, a su vez, ha quedado fuera de juego y con un margen de maniobra muy reducido. No sé siquiera si se atreverá a rechazar la oferta del señor Rajoy dado que su posición es muy falsa: si la rechaza se alineará con los perdedores y si la acepta quedará anulada dentro del proyecto centrista de Rajoy/Gallardón, del que reniegan el señor Álvarez Cascos y otros dignos representantes de una idea de la política afin a las reyertas tabernarias.

El señor Ruiz Gallardón pretende reñir el centro y hasta el centro izquierda al PSOE. Y hace muy bien. Tiene crédito suficiente para ello. Y que el PSOE tiemble de tenerlo enfrente en unas elecciones porque, gracias a su flexibilidad y habilidad políticas, el alcalde de Madrid se configura como un Suárez II pero que, a diferencia del de Cebreros, cuenta con una poderosa y unificada maquinaria partidista detrás. Caeteris paribus, como suelen decir los representantes de la "ciencia triste", esa es una apuesta ganadora en 2012. De ahí que la partida de la porra y sus vociferantes aliados mediáticos quieran cargársela: en esa victoria no hay sitio para ellos ni para sus negocios.

Adelante con la operación del centro en el PP que, en un par de telediarios, los enemigos de esta opción quedarán como lo que son: la partida de la porra.

(La imagen es una foto de Dolors Nadal, bajo licencia de Creative Commons).