dimarts, 24 de febrer del 2015

Debate, sí, pero sobre la moción de censura.


¿Qué más puede pasar en este Reino de la Trapisonda? El gobierno de Madrid paga "primas", que también pueden llamarse tranquilamente "sobresueldos" a magistrados y fiscales a través de una empresa privada. Ya es grueso. Cualquier malpensado diría que los gobernantes tienen comprado un puñadico de jueces. No así Palinuro, a quien consta la fiera independencia de la Justicia. No ayuda, empero, que uno de los agraciados con las jugosas primas mensuales sea el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Vieira, que anuló las escuchas de la Gürtel, gracias a lo cual, si no me falla la memoria, se expulsó de la carrera judicial al juez Garzón. Ni ético ni estético, editorializa furioso El País. Sí; ya veremos si legal porque, de entrada, hay un problema de incompatibilidades que el señor Vieira se ha saltado alegremente, justo el tipo de comportamiento por el que están friendo a Monedero.

Al grano, aquí ha estado cobrando sobresueldos medio mundo por cantidades astronómicas, de la caja A, B, C de la empresa Indra, de la Fundación Tal o el consorcio Cual. Pero todos dineros públicos. Un expolio general.
¿Qué más hace falta para que la oposición presente una moción de censura a un gobierno que ha llevado España a esta situación de esperpento? ¿O no es un esperpento que hasta los jueces estén bajo sospecha de corrupción? Rubalcaba amenazó con ella en 2013 pero luego no volvió a mencionarla. Sánchez, es evidente, ni la considera. Sin embargo, debiera hacerlo por dos motivos: uno de principios y otro de conveniencia.
Por principios: Sánchez es el líder de lo que los británicos llaman el "gobierno en la sombra". La verdad, no estoy muy seguro de que lo haya constituido, pero, en todo caso, es el jefe del "gobierno en la sombra". Salga de ella. Aparezca a la luz en el Parlamento. Haga la crítica al gobierno y proponga sus alternativas. Que la gente se informe, sopese, se forme un juicio. Es lo civilizado. Y es su deber.
Por conveniencia: Pablo Iglesias contraprograma el debate sobre el Estado de la Nación con una intervención por la tarde del miércoles en el Círculo de Bellas Artes en la que responderá a Rajoy. Iglesias es un portentoso animal político. Como no puede estar en el debate del Parlamento, se lo lleva a donde él está. Confía en los medios. Y, en efecto, mucha gente contará las respectivas audiencias. Con esa decisión, Iglesias reta a Sánchez a ver quién es más y mejor líder de la oposición  y presenta mejores propuestas.
La única baza que tiene Sánchez frente a Iglesias es hacer lo que este no puede: anunciar una moción de censura.