dilluns, 26 de setembre del 2016

Decíamos ayer...

Se han cerrado las urnas. Se ha hecho el recuento. Todo queda más o menos como estaba. Pero ahora vienen las interpretaciones, los deseos, las ascuas para arrimar sardinas. Nadie ha perdido, por supuesto. Los cálculos extrapolan al Estado los datos de dos CCAA tan atípicas como Cataluña, ambas también históricas y con peculiaridades intransferibles ni siquiera entre sí. Y no tienen en cuenta la diversidad de objetivos de los contendientes. Ni su muy distinta composición. Ni la posición real en que quedan en la legislatura. Se manejan las cantidades, los porcentajes, sin matizar su alcance. De lo que se trata no es de entender qué haya pasado sino de interpretarlo como justificación para la actitud que se adopte en el conjunto del Estado. Las opiniones, ya se sabe, son libres.

La de Palinuro:

C's: No cuenta. En el PV ha empeorado los resultados de UPyD, cuya alma había pretendido robar, según dolido sentir de la fundadora, Rosa Díez. Es difícil sacar diputados en Galicia y el País Vasco con un discurso casi exclusivamente anticatalanista. Es imposible. En España, todavía, aunque cada vez menos. C's tiene un problema de invisibilidad por indefinición. Dos pactos, dos fracasos; casi es mejor que deje de pactar.

PP Mayoría absoluta en Galicia y el último de la cola en el País Vasco, en comandita con el PSE. Gobierno sin trabas en Galicia e irrelevancia en Euskadi. Dicen los medios que se refuerza la posición de Rajoy. No se ve por qué salvo por la nada desdeñable razón de que eso coincide con los intereses casi universales de la política en España, hoy. Que gobierne Rajoy. A eso no ayuda nada ser irrelevante en el País Vasco o seguir siendo el dueño incontestado de Galicia. Ya lo era. Si acaso, al haber crecido la mayoría absoluta de Feijóo (y eso sí que es "marea"), se atisba una amenaza. Feijóo podría ser la alternativa que el PP ofreciera a cambio de que le dejen seguir gobernando.

PSOE Todas las miradas puestas en él. El dictamen del establecimiento mediático (que es también el de los otros partidos, sobre todo PP y UP) es unánime: enésimo fracaso de Sánchez; la que te espera en el Comité federal; los barones aprestan las huestes. Basta escuchar a Fernández Vara, cabeza del sector derrotista, partidario de "pasar a la oposición" o sea, dejar gobernar al PP con el presidente de los sobresueldos. Dice el extremeño que el PSOE "ha dejado de ser referencia". Será para él y sus correligionarios. La militancia piensa que es al revés: ahora es referencia. Sánchez no sale capitidisminuido de estas elecciones. Los resultados se esperaban malos y lo han sido, pero no mucho. En el País Vasco, los votantes se le han ido a Podemos que, sin embargo, ha quedado en tercer lugar y no pinta nada. Igual que el PSE. Juntos en la nada. El sorpasso es esto: la nada. En Galicia, el PSG ha aguantado y ni sorpasso ha habido, salvo para los auténticos creyentes. La posición de Sánchez en las cuestiones internas de su partido (que son muy externas) no se ve mermada ni debilitada por estas elecciones. Por lo demás, es un asunto que compete al PSOE y que este arreglará como pueda. Pero lo urgente ahora es decidir si ha de haber un gobierno o vamos a terceras elecciones. Visto lo visto y leído lo leído, si yo fuera el PSOE, iría sin dudarlo a terceras elecciones. ¿Por qué? Porque mantiene la centralidad política, reconocida por todos. Se puede gobernar sin el PSOE, pero no contra el PSOE. Y querer forzar la voluntad del partido para que claudique ante quien no lo merece es ir contra él. Por lo demás, el fementido bipartidismo aguanta.

Podemos Estaban los recuentos aún en el aire y ya rodaban tuits triunfalistas del esclarecido guía vistiendo de victoria la derrota. Podemos es principal fuerza de la oposición aquí y allí no tanto pero casi. De la oposición. No del gobierno. En realidad, Podemos no pinta nada en ninguna de las dos comunidades. En Galicia porque comparte esa nada en el pintar con las otras fuerzas de En Marea y en el País Vasco porque Podemos no lidera nada, ni la oposición y el gobierno no necesita a nadie. De hecho, el triunfalismo se matiza con derrotismo: otro dirigente, Ramón Espinar, reflexiona que Podemos pierde votos en donde no va Iglesias de candidato. Este parece reconocer que, en realidad, siguen perdiendo. Pero al estilo pelota de la vieja política, no quiere acordarse de que el 26J, con Iglesias de candidato, perdieron más de un millón de votos. Nada ha cambiado con Galicia y País Vasco y menos que nada, Podemos. Parece que se impone la línea dura con el PSOE, esto es, zarandearlo y poco menos que ordenarle que se avenga a una coalición, retándolo, incluso poniendo en duda casi la virilidad de Sánchez por achantarse ante los barones. Es la vía más rápida hacia las terceras elecciones en la esperanza de que el PP aumente su porcentaje. Así, cuanto peor, mejor. Si l@s de Podemos quieren evitar terceras elecciones, que se abstengan ell@s.