dijous, 10 de maig del 2018

Contra los calumniadores profesionales


No suelo hablar de mis cosas pero, a veces, no queda más remedio.

Hay un sinvergüenza calumniador, llamado Juan Antonio Pareja  cuya cuenta en tuiter es (@BorjaMariaZ), colaborador que fue de El Plural que me acusa en esa red de haber justificado a los GAL en el pasado. No es nuevo. También hace unos años, el psiquiatra Enrique Gozález Duro hizo lo mismo y supongo que habrá más difamadores de la izquierda comunista y socialista que estuvieron callados en aquellos años, aprobando implícitamente el terrorismo de Estado dedicados a esta ignominiosa tarea. 

En su día contesté a Gonzalez Duro , demostrando que fui uno de los primeros, sino el primero, en denunciar a los GAL en 1988 y poner de relieve la responsabilidad del gobierno socialista y la personal de Felipe González. Ahora contesto de la misma forma al difamador Pareja, con el mismo texto. No sé que condenaran a los GAL en aquellos años. A lo mejor pueden probarlo pero, de momento, solo cabe decir de ellos y caritativamente, que se callaron. 

Pero no se privan de calumniar a otros de modo vergonzoso. Tiene narices que uno de los pocos que cumplió con su deber de denunciar a los GAL y pedir que se investigara cayera quien cayera tenga hoy que defenderse de las falsas acusaciones de haberlos amparado, difundidas por embusteros quién sabe con qué fines.

A mí se me caería la cara de vergüenza

Contesto por aquí y por FB retando directamente al tal Pareja a probar su afirmación de que yo justificaba los GAL y, de paso, a mostrar en dónde dejó él por escrito su oposición. No puedo hacerlo por Tuiter porque el propio Tuiter no me deja subir nada, me ha bloqueado. Espero, no obstante, que algún alma justiciera haga llegar a este granuja (@BorjaMariaZ) mi respuesta en Tuiter. Que no se vaya de rositas. Ni él ni ningún otro calumniador profesional de la "izquierda".

Porque en 1988 era peligroso denunciar a los GAL y pedir que se los procesara. Te echabas encima a los Pareja y los González Duro, los mismos que ahora acusan falsamente a los demás  de hacer lo que, mientras no demuestren lo contrario, quizá estaban haciendo ellos. 

El bloqueo

Mi artículo de ayer para elMón.cat, titulado cuestiones para saber en dónde estamos. El conflicto España-Catalunya se agrava y se hace más irreversible por instantes. Conviene detenerse de vez en cuando a ver la trifulca con distanciamiento. Eso es lo que quiere el artículo. Pero de ayer a hoy hay nuevos acontecimientos que apuntan siempre en la misma dirección.

El gobierno central mantiene su intransigencia y beligerancia, bloqueando las decisiones del Parlament que le desagradan. En el frente judicial del 155, el juez Llarena procesa por rebelión, sí, por rebelión, a Puigdemont y veintidós líderes independentistas más.  El nuevo auto hará las delicias de los "llarenólogos": que si sigue buscando la violencia como Dios buscaba media docena de justos en Sodoma y Gomorra; que si califica de violencia la no violencia frente a la violencia; que si lo de la malversación está en el terreno de los deseos; que si imputa aquí delitos que allí no le admiten; que si utiliza como fuente de derecho las arengas patrióticas del rey, etc. No son los detalles los que que hacen injusto el proceso; es el proceso mismo por su carácter político. 

La acción represiva del gobierno valiéndose de los tribunales para organizar una causa general contra el independentismo es patentemente ilegítima. Por eso se obstina en negar la condición de presos políticos a los presos políticos (y, de paso, conculca sus derechos) y el juez sigue empeñado en convertir en delictiva la legítima oposición política y la opción independentista. Y lo que queda claro en esta actitud es una firme voluntad de mantener la vía represiva, policial y judicial así como política, sin la menor voluntad de negociación. 

Todavía más, se percibe en la actitud general del bloque del 155 un propósito de incidir en la represión y en la humillación hasta el punto de provocar una respuesta violenta que justifique esa misma represión hasta sus últimas consecuencias, la supresión de la autonomía catalana.

En estas circunstancias el dilema del independentismo entre investir a Puigdemont y proclamar la República o aceptar el marco autonómico y tener un gobierno "efectivo" está casi resuelto a favor de la primera por el propio gobierno que, con la continuidad de la represión judicial, no deja salida alguna, ni siquiera la autonómica. 

La idea beligerante es que la fuerza doblegará la voluntad. Una vez procesados los dirigentes independentistas (e inhabilitados, condenados, etc), es decir, descabezado el movimiento, este se apagará. Es la visión autoritaria del independentismo catalán como un problema de orden público que se resolverá como en el País Vasco. Tropieza aquí con su manifiesta contradicción que se obstina en no reconocer: que el movimiento es de masas, con una amplísima base social transversal que tiene una gran autonomía de acción, unos objetivos específicos y una gran capacidad de relevar a sus líderes. Que no es una conspiración, sino un deseo y un propósito colectivo, democrático, no violento y colectivo.

Perseverar en la política represiva solo conduce a perpetuar el conflicto y hacer ingobernable la situación. Leo que un ayuntamiento catalán de mayoría cupaire ha decidido multar a quienes retiren lazos amarillos de los lugares públicos con el objetivo de acabar con la impunidad de las bandas fascistas. Y leo también que otro municipio de ERC planea hacer lo mismo. La confrontación se da en todos los órdenes y niveles, en el interior como en el exterior, en las instituciones y en la calle. 

No se puede gobernar un país en contra de la voluntad de sus habitantes. Así que solo hay dos opciones: se entabla un proceso de negociación o se procede mediante la fuerza bruta en régimen de excepción para arrasarlo todo y llamarlo paz como cuenta Tácito.

Aquí, la versión castellana:

Cuestiones para saber en dónde estamos

¿Cuántos presidentes tiene la República Catalana? ¿Uno? ¿Dos? ¿Ninguno? ¿Existe la República Catalana? ¿Es independiente? Algunos procesados por el Tribunal Supremo aseguraron ante el juez que la declaración de independencia fue meramente simbólica. Pero el Tribunal Constitucional acaba de anularla. Anular símbolos es difícil. ¿Cuáles son los derechos de los presos y exiliados políticos?

Todo cuestiones que dibujan una situación confusa, de una complejidad innecesaria que evidentemente se ha ido de las manos del gobierno central. En el interior porque la judicialización del procés y la consiguiente politización de la justicia, errores mayúsculos, típicamente autoritarios, no dejan margen de maniobra política (supuesto que exista) y deslegitiman la vía jurídica. En el exterior porque al impacto mediático de la internacionalización del procés se añade una desafortunada gestión jurídica y diplomática que ha causado roces con diversos países.

El gobierno mantiene el 155 a todos los efectos, no muestra voluntad dialogante alguna y se reúne en sesión extraordinaria para impugnar de inmediato la aprobación de la reforma de la Ley de la Presidencia y cualquier otra decisión del Palament que le desagrade. Los tribunales están animados de igual celo represivo del independentismo. El juez Llarena sigue procesando gente e insistiendo en la entrega de Puigdemont, si no por el presunto delito de rebelión, por el también presunto de malversación. En su celo perseguidor, el juez se expone al ridículo. Así como acabó viendo violencia en donde había no violencia, ahora ve malversación en donde no ha habido gasto. Dejando al margen la magnitud y la cantidad de las supuestas pruebas y son irrisorias, resta le cuestión de que la acusación propiamente hablando tampoco es de malversación, sino de “tentativa” de malversación.

La verdadera tentativa aquí es la de enfrentarse a un movimiento independentista como el catalán reduciéndolo a una cuestión de orden público que se resuelve mediante la represión policial y penal. Valiéndose para ello de una causa general contra el independentismo en un proceso típicamente político. Tentativa que no deja duda respecto a las intenciones del bloque del 155 que no tiene la menor intención de retirarse.

Este es el talante del nacionalismo español y estas las circunstancias en las que vive el independentismo. Con dos opciones: República, Puigdemont y nuevas elecciones o gobierno en el marco autonómico, asfixia del independentismo, imposibilitado de seguir con el proceso y nuevas elecciones.

Téngase en cuenta que la existencia de presos y exiliados políticos es un obstáculo que imposibilita toda normalización política Es impensable una República Catalana con sus dirigentes políticos encarcelados y también lo es un gobierno autonómico que no comience por exigir su liberación. Aquí entran los tribunales que no solamente no son proclives a soltar sus presas sino que piensan seguir procesando gente (cargos públicos, representantes, etc) por variados motivos.

En una situación política normal, con un sistema político normal una opción como la del gobierno “efectivo” podría confiar en la voluntad negociadora de la otra parte. Pero la otra parte es el Estado español, cuyos máximos representantes (del rey a los políticos) son beligerantes contra Catalunya, sin intención alguna de negociar nada y, aunque la manifestaran, obviamente no serían creíbles. Confiar en la voluntad negociadora del Estado, teniendo en contra a las tres cuartas partes del Parlamento, sin contar con los de Podemos, aunque sin mucha seguridad es confiar en lo imposible.

El resultado de unas elecciones catalanas anticipadas en las que se concentrará la atención mediática exterior es justamente lo que la opinión pública internacional puede exigir: un referéndum limpio, con un resultado a favor o en contra de la independencia que decida definitivamente la cuestión. Es poco lo que se pierde en el peor de los casos, que el independentismo no ganase, por cuanto lo que no se perderá será la condición autonómica. El argumento según el cual un gobierno por acuerdo es más efectivo que otro por haber perdido las elecciones, introduce una diferencia que es poco probable.

Si la independencia de Catalunya fue o no simbólica, si lo fue la República, si lo es hoy la República en el exilio, solo puede dilucidarse mediante la presidencia de Puigdemont. No siendo esto posible por causa de fuerza mayor, mediante unas elecciones con una lista de país, para hacer República y liberar a los/as presos/as políticos/as.

dimecres, 9 de maig del 2018

"Malhaya quien nace yunque"

Hace unos años se celebraba a bombo y platillo el fin del "bipartidismo". Se acabó el turnismo de la derecha y la izquierda, o seudoizquierda, falsa izquierda, centro izquierda, y hasta derecha civilizada según quien juzgara. El caso era que se había acabado. El bipartidismo daría paso a un multipartidismo, reflejo de la variedad popular. 

Algo de esto ha habido, cierto tumulto multipartidista a la sombra de un partido dominante, el PP, pero ya los sondeos permiten avizorar un horizonte curioso. El bipartidismo derecha-izquierda se convierte ahora en otro derecha-derecha. Las izquierdas, arrumbadas en el trastero de la irrelevancia. 

Con la experiencia del gobierno del PP y la promesa de C's, que es más antisocial que aquel (y ya es decir), cualquier observador exterior, uno venido de Marte por ejemplo, concluiría que el electorado español es masoquista. Le gusta que le roben o que lo exploten y, en todo caso, que lo expriman. O sea, que ha nacido yunque. Pero eso será porque el observador, siendo de Marte, no se entera. Bastará con hacerle ver las alternativas, PSOE y Podemos para que el marciano comprenda la racionalidad del comportamiento electoral de los españoles. 

Según la doctrina oficial, sostenida por los partidos dinásticos, por las fuerzas vivas de toda índole celestial o secular, por los medios de comunicación y otros centros de adoctrinamiento, como las fundaciones, los thinks tanks, las universidades, los intelectuales y las celebrities, España es un Estado democrático de derecho en el que hay libertad de expresión y todos tienen las mismos derechos. Esos presos políticos que dicen que hay no lo son sino políticos presos. Fin de la cita. 

Si todos los partidos tienen también las mismas posibilidades, sin duda la incapacidad de las izquierdas para alcanzar los primeros puestos en la intención de voto, aparte de cuestiones menores, radicará en la de inadecuación de su discurso a las preferencias del electorado. 

Las preferencias del electorado están impregnadas de Catalunya. El factor catalán explica la conservación del bipartidismo y su carácter de derechas. La dureza con el independentismo da réditos en España sobre todo porque viene avalada por el éxito de C's en Catalunya, en donde es el más votado, asunto que eriza el vello a los indepes. El éxito catalán avala a C's que va como un cohete a la hegemonía de las derechas, presto a hacer realidad un hecho pintoresco: el primer presidente de gobierno catalán después de Prim (sin contar los de la I República) será un catalán anticatalanista. 

C's y PP, bloque nacional español pata negra y camisa azul. A distancia les siguen el PSOE y Podemos, hecho unos zorros en su interior precisamente por la cuestión nacional, esa que atribuye a las "corruptas" burguesías. En el PSOE, el nacionalismo español es tan intenso como en el PP, pero le falta la pata negra del nacionalcatolicismo, aunque algunos de sus líderes son verdaderos zampahostias. Pero hay mucho masón ahí, y ateos y descreídos y febles defensores del imperio. No son de fiar estos socialistas que hasta tienen un partido socialista catalán. 

Lo de Podemos, a quien este sondeo del CIS trata muy bien no tiene arreglo. La posibilidad de nuevo tentadora del sorpasso, música celestial a oídos de los tiempos heroicos de IU, tampoco acaba de materializarse. Hasta la actual dirección del PSOE se ha dado cuenta de que la batalla por la hegemonía de la izquierda también se librará en Catalunya. A pesar de sus veleidades sociales, su nacionalismo español es mucho más convincente que el de Podemos, obligado a armar un discurso con elementos contradictorios en el terreno nacional que suena confuso a los oídos de los españoles mucho españoles aunque sean de izquierdas.

Así que, visto el panorama general, la pregunta de por qué vota el electorado mayoritariamente a la derecha solo tiene una respuesta: porque la prefiere a la izquierda. 

Admito que esto parece no tener cuenta del peso del monopolio práctico de los medios de comunicación por las derechas. Habría mucho que hablar al respecto pero tampoco las izquierdas han hecho valer aquí su mayoría respecto a los medios públicos de comunicación. 

España será gobernada por una coalición de hecho de los dos partidos de la mayoría (cosa que ya tienen) y la oposición de los dos de la izquierda. Todos ellos, a excepción de algunos diputados de Podemos, como los anticapis por ejemplo, cerrarán filas en el bloque dinástico nacional frente a Catalunya. 

dimarts, 8 de maig del 2018

Liderazgo e incertidumbre

De "final de infarto" califica elnacional.cat la investidura pendiente en Catalunya. Pues sí, así es. Al galope, raspando los tiempos, tensando la cuerda, actualizando el vivere pericolosamente al estilo de D'Annunzio. Una vorágine que tiene a todos tratando de saber en dónde están.

Los de El País, fieles a su principio no de informar sino de prever, anuncian que ERC ha roto la baraja, rechaza un Puigdemont II y pide asilo autonomista. Eso quisieran ellos. Además, de ser tal cosa cierta, no estaría el gobierno en zafarrancho repentino de combate, reunido hoy o mañana para, una vez oído el obediente Consejo de Estado, impugnar ante el no menos obediente Tribunal Constitucional la reforma de la Ley de la Presidencia. Una norma arteramente aprobada hace un par de fechas con la firma de la rezongona ERC, por cierto. Añadan ustedes a esto la advertencia de la CUP de "pasar a la oposición" si no hay desobediencia y gobierno republicano. En realidad es renovación de advertencia pues ya se hizo con motivo de la investidura de Turull, aplazada a segunda vuelta por la abstención de los cupaires. Pero, de momento, ha avalado la reforma de la Ley de la Presidencia, como ERC, como JxC. Es decir, todos. Como siempre. El zafarrancho está en el campo del 155, en donde nadie sabe ya qué hacer.

El independentismo no es una balsa de aceite, desde luego. Sería absurdo en una situación en que unos están en la cárcel, otros procesados, otros sancionados, otros andan por el extranjero en una nueva forma de diáspora del exilio. Pero debe recordarse que tampoco se agota en los mencionados y sus fuerzas políticas sino que se apoya y se extiende en un amplio movimiento social con organizaciones poderosas de muy variada índole, como ANC, Ómnium, AMI, CDRs, colectivos profesionales, con una red de medios digitales y un uso intenso de las redes sociales, todo ello con una enorme capacidad de movilización. Es una revolución de nuevo tipo. El Estado o, al menos el juez Llarena, no quiere admitir que el referéndum del 1-O se financió con aportaciones privadas. En resumen, una realidad articulada, muy compleja, cuya unidad de acción se ha residenciado en Berlín, reconociendo la legitimidad de Puigdemont como presidente de la Generalitat. Así han venido dadas las cosas.

Y ahora nos encontramos en el límite del tiempo, cuando este se encoge y depende de una decisión: nueva propuesta de Puigdemont o propuesta de un candidato "limpio". Lo primero son elecciones; lo segundo, un gobierno "efectivo". Es el momento en el que quien ha sostenido estos meses la bandera de la legitimidad, por todos reconocida, y sabe que le corresponde la última decisión, también por todos aceptada, ha de tomarla. Lo hace solo, bajo su responsabilidad. Es el precio que se paga por el liderazgo, sobre todo, el legítimo. 

Las dos opciones, por lo demás, se parecen mucho. El inconveniente invocado para las elecciones es la incertidumbre. Pero ese inconveniente no queda invalidado con la fórmula de gobierno autonómico y la CUP en la oposición. Más bien lo que promete es aplazar algunos meses la convocatoria de esas elecciones y la misma incertidumbre. 

Dado el grado de notoriedad internacional que el conflicto España-Catalunya ha despertado, unas elecciones con toda la atención mediática europea en Catalunya serían decisivas para respaldar la petición de negociaciones políticas entre el Estado y la Generalitat. Si se ganan, claro. Y ahí es donde entra la función del liderazgo en la sociedad contemporánea y aparece la incertidumbre. Esta no se da en un primer momento con un gobierno autonómico pero porque habrá abandonado la vía republicana, equivocación que llevaría a juntar hipotéticamente a ERC con PSC y los Comuns pero que no se dará porque no es viable numéricamente. Por eso mismo habrá de convocar elecciones quizá ya por entonces sin contar con el efecto de la atención mediática internacional que tendrían de hacerse ahora. 

dilluns, 7 de maig del 2018

¿Retrocedemos o avanzamos?

La tozudez del gobierno en torpedear la normalización institucional de Catalunya empeora las cosas, al menos para sus propios intereses. Por "normalización institucional" se entiende aquí el reconocimiento del resultado de las elecciones del 21 de diciembre pasado y la constitución de un govern presidido por Puigdemont.

De eso no quiere ni oír hablar el B155 y, por tanto, la situación queda bloqueada. Pero el bloqueo no puede sostenerse. En realidad, ninguna solución que no sea la apuntada podrá sostenerse. Esta en concreto por el quebranto que la situación provoca en las haciendas autonómicas. Las Comunidades Autónomas (CCAA) están necesitadas de un nuevo marco de financiación y, sobre todo, de numerario y urgente. Innecesario recordar cómo siempre se dice que, al establecer los planes generales de financiación, preciso es ir con cabeza fría y pies de plomo. Cuando llega la urgencia, se procede en caliente y con pies alados, como los de Hermes, patrón de los ladrones. Dicen las CCAA que no cabe esperar más a los catalanes a la hora de fijar el reparto de recursos. Tanto más cuanto los indepes no parecen tener intención de participar en las deliberaciones, cuenten o no con un govern. 

Y como no cabe esperar más, las CCAA piden a M. Rajoy que, enarbolando el 155, asuma la representación de Catalunya para establecer la nueva forma de financiación común. A título de política práctica, inmediata, la decisión sería un desatino más. Nadie va a creer que, haga lo que haga el gobierno en lugar de la díscola Catalunya, irá en beneficio de esta. Nadie que la propuesta emanada de esa deliberación sea sostenible a la vista de las circunstancias. 

Pero lo más grave de esta decisión de deliberar en ausencia de Catalunya sobre  deberes y derechos de esta es que abre el camino al planteamiento político que el independentismo está buscando: la relación bilateral entre España y Catalunya. Por un lado, las CCAA, a través del Consejo de Política Fiscal y Financiera se entienden entre sí (las de régimen común y las de foral o las especiales) y todas articulan una propuesta de financiación del Estado español que luego se negocia con Catalunya. Esto no es exactamente lo que tienen en la cabeza los estrategas de La Moncloa, pero es a donde llevan sus pasos, que nunca está guiados por el sentido común del que tanto se alaban. 

El gobierno echa la culpa del bloqueo de la investidura a los indepes, tras haberse tomado la molestia de prohibir la investidura consecutiva de tres candidatos y la adicional de encarcelar a dos de ellos. Así que ahora se encuentra de nuevo con el primero, que solo está en el exilio y es quien personifica la legitimidad en primera instancia según las mentadas elecciones del 21 de diciembre. 

Hay una idea de que la decisión de proponer de nuevo a Puigdemont tropieza con un malestar creciente en el movimiento independentista, en cuyos encuentros cada vez se ven más caras serias y preocupadas de hasta dónde puede llevar el empecinamiento de Puigdemont. Pero la verdad es que, por las noticias y reportajes de la prensa alemana, Der Spiegel y el Süddeutsche Zeitung, el ambiente en el independentismo es de optimismo: los independentistas no se rinden.  

Ni tienen por qué. Están ganando en la medida en que las mismas decisiones del gobierno central van en contra de sus intereses. El nerviosismo de las CCAA es una prueba más de lo que está revelándose como experiencia de la situación actual: que España no es gobernable en confrontación institucional con Catalunya. Esa confrontación se mantendrá mientras no haya un govern apoyado en el libre consentimiento de los ciudadanos, y el Estado no desista en su política de judicializar el conflicto y mantenga en vigor el 155. 

Y todo esto sobre el fondo de unas elecciones cada vez más cercanas.

diumenge, 6 de maig del 2018

El resultado del 21 de diciembre

¿No queríais la propuesta de Puigdemont? No haberlo vetado en un primer momento y no haber vetado a los dos substitutos que se ofrecieron en su día, Sánchez y Turull. Ahora ya solo queda una posibilidad: si no se quiere a Puigdemont habrá que sacar de la cárcel a Sánchez. Inter nos: no es de recibo que un juez decida quién puede y no puede ser presidente de la Generalitat por razones estrictamente políticas pues jurídicas, bien se ve, no tiene.

¿Que la propuesta de Puigdemont, en realidad, equivale a convocar elecciones? Tampoco es cosa tan grave pero, además, no tiene por qué. Bastaría con suspender toda la actividad represiva del Estado en Cataluña, la liberación de los presos (que ya molestan hasta a Zapatero), la vuelta de los exiliados, el cese de las confiscaciones y la formación de un govern presidido por Puigdemont para empezar a negociar.

Ese objetivo es el lógico, el que respeta el resultado de las elecciones del 21 de diciembre pasado (que va siendo hora) y el que apoyan las tres fuerzas independentistas, JxC, ERC y la CUP. 

El B155 se niega en redondo a admitir esta única razonable posibilidad. Pretexta que no le corresponde a él, pues es cosa de los tribunales, la justicia, la ley. Lo cual es una falacia porque desde el principio quedó claro que la judicialización del procés fue una decisión política y política ha de ser la decisión que lo "desjudicialice". Y sigue siéndolo al día de hoy porque aceptar el resultado de unas elecciones legales es la única decisión racional posible. Cualquier otra cosa será, y es, romper las reglas del juego y dar paso a la tiranía. El problema es que esta no es una solución ya de raíz.

Así que es eso, Puigdemont o elecciones. La alternativa, que se ventila en los cenáculos indepes, es si aspirar a la claridad completa con una probabilidad alta de quedarnos en la penumbra o una certidumbre de quedarnos en la penumbra. En estas circunstancias se la juegan las gentes y se la juegan los pueblos. La cuestión en concreto es: tras el resultado de las elecciones del 21 de diciembre, ¿cuál sería el de otras próximas si, en lugar de ir con listas separadas, el independentismo presenta una lista de país?

Entre otras cosas, ese resultado permitiría calibrar claramente cuánto haya aumentado el independentismo su base; porque fiarlo a una bienintencionada ampliación como consecuencia de que el independentismo se presente como menos independentista implica retornar a la confusión ya superada. 

La danza libera

Excelente idea de la Fundación Telefónica de Madrid esta exposición sobre las mujeres que revolucionaron el arte de la danza en los primeros dos tercios del siglo XX. Magníficamente comisariada por María Santoyo y Miguel Ángel Delgado, contiene información sobre las pioneras de la danza contemporánea, las más conocidas, Louie Fuller, Isadora Duncan, Josephine Baker y Martha Graham y las menos, Tórtola Valencia, Mary Wigman y Doris Humphrey. Todas ellas y cada una por separado, cambiaron para siempre el arte de la danza. Era un acto de liberación correspondiente al espíritu feminista finisecular en el XIX, el sufragismo y el comienzo de la larga marcha hacia la igualdad.

Esta revolución era la traslación al arte de espíritu emancipador general. Por primera vez las mujeres se subían al escenario no como secundarias o acompañamiento, sino como protagonistas y con sus propias coreografías. Se interpretaban a sí mismas y, con ellas, al género en pleno por su fuerza y su creatividad. La liberación era también formal: danzaban con una libertad de movimientos que la moda imperante en la época no permitía. La exposición acertadamente muestra dos ejemplos de las armaduras de sotafalda y de corsés que debían llevar las mujeres  y no las dejaban moverse. Nuestras bailarinas interpretaban descalzas (sin lo botines de la época, ni zapatillas) y con unos tules y gasas, muy ligeras de ropa, como Duncan había observado en pinturas en las ánforas griegas. Ligeras de ropa o sin ninguna, como solía hacer Josephine Baker, solo ataviada con un cinturón de plátanos.

Pero no cabe olvidar que algunas de estas innovadoras acumulaban un gran trabajo escenográfico también que ha resultado muy aprovechado después. Fuller, la matriarca, investigó con las luces y las incorporó a una coreografía lumínica de gran impacto. Confieso que cuando ví el corto sobre la danza de la serpiente hace tiempo no me pareció gran cosa pero he cambiado de opinión con la versión en gran pantalla en la expo. Es una obra impactante.

O buscaban fuentes en las artes. Wigman vivió el expresionismo alemán y pretendió traducirlo en escena.Su trabajo como colaboradora de Rudolf von Laban le permitió valerse de la primera forma de notación coreográfica (la labanotación, origen de la coreología moderna) y dio gran impulso a su academia de danza. Si Wigman no es más conocida hoy es porque esa academia siguió activa en tiempos nazis.

Esta liviandad propia de la danza puede parecer inadecuada a un feminismo más serio, pero eso no es justo. Todas estas danzarinas -algunas con vidas tormentosas, que han dado lugar a verdaderas leyendas como en el caso de Duncan- son decididas y muy eficaces feministas. Y no solamente en su arte; también en sus convicciones políticas. Excepción hecha de Wigman, las demás tienden a la izquierda, incluso a la más radical. Valencia se confesaba "catalana" y "republicana" allá por 1930; Isadora Duncan, pasó un par de años en el Moscú bolchevique en donde se casó con Serguei Yesenin; Josephine Baker trabajó para la resistencia contra los nazis y, posteriormente, llegaron a ofrecerle la dirección del movimiento en la defensa de los derechos civiles en los Estados Unidos, a la muerte de Martin Luther King.

No hay razón para no reconocer en estas mujeres su enorme mérito al romper moldes de opresión seculares de la sociedad patriarcal. Y eso es lo que esta exposición pretende y consigue: hacer justicia a estas adelantadas de la emancipación femenina. En el arte, un campo que ha sido mayormente patriarcal y hasta misógino.

dissabte, 5 de maig del 2018

Esto no hay quien lo pare

Los periodistas, locutores, publicistas que militan en el machismo sin complejos están de enhorabuena. Van a tener trabajo atacando a las feminazis, las violadoras, las falsas violadas, las excitadas sexualmente y demás necedades del hirsuto ideario del macho ibérico. Las actividades feministas (por darles un nombre que se les está quedando pequeño) tienen un impacto enorme en la sociedad y no solo entre la clase política y los partidos, obligados a feminizarse de verdad; también en otros ámbitos sociales, empresariales, funcionariales, mediáticos. El movimiento interpela a todas las mujeres y cada vez más de estas, en zonas mediáticas privilegiadas, se ven obligadas a abandonar la ambigüedad y defender un feminismo más consecuente, incluso radical. A la vista del cierre de filas del patriarcado en todo el arco penal, desde los delincuentes hasta los jueces y juezas que los juzgan, es preciso revisar el alcance de los términos.

¿Qué significa feminismo radical en una sociedad que encarga un estudio sobre el tratamiento jurídico de la violación a un órgano compuesto por veinte varones? Sí, el escándalo ha sido simultáneo a la noticia y casi al instante se ha dicho que ese órgano tan viril se vería iluminado por las consejas de unas cuantas catedráticas y juristas. Es la época del "tiempo real". Es de esperar que esas mujeres introduzcan algo de razón en el órgano deliberante proponiendo que, antes de deliberar acerca de lo que no sabe nada, procure informarse llamando a declarar a distintos sectores de mujeres con conocimiento directo de las circunstancias de eso que, al parecer, es tan difícil de entender, la violación.

Pero este es un asunto más en el plan general de lucha contra el patriarcado que debe ampliarse como de hecho está sucediendo ahora mismo con los hashtags en las redes en que las mujeres publicitan en masa los casos de agresión y confrontan a los hombres con una especie de memoria colectiva. Todo lo que sea exposición pública de la subalternidad de las mujeres contribuye al mismo fin. Aunque pueda parecer alejado. La aplicación obligada de la perspectiva de género, que se olvida muchas veces, cuando no se soslaya sin más, lleva a reconsiderar hasta los pilares de la cultura. La literatura, por ejemplo, en cuanto forjadora de modelos humanos, héroes y heroinas, tiene un aspecto muy distinto cuando se considera desde esa perspectiva. Basta con pensar en el ideal de mujer que consagra el Romanticismo, todo él, y acuñada también por mujeres. Puede parecer alejado, pero no lo es. Aquellos modelos condicionan los nuestros. Son herencias que llevamos.

Todavía hoy hay quien dice que los piropos son una forma de cultura popular y sana libertad de expresión de un pueblo jacarandoso. Pues eso. Hasta el feminismo más radical será siempre moderado.

El cero y el infinito

Nordald Grieg (2017) Spansk Sommer/Verano español. Segovia: Arqueología de imágenes. 183 págs.
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Hace cosa de un mes, Palinuro tuvo el honor de ser invitado por tres entidades segovianas, Republicanos de Segovia, Círculo republicano Antonio Machado y Segovianos por el derecho a decidir a dar una charla sobre la República y Cataluña. Fue una interesante experiencia hablar para un auditorio poco familiar para mí, pero muy receptivo y reflexivo. Aprendí mucho. El honor se duplicó por ser presentado por Ainhoa Zufriategui, copropietaria con Aku Estebaranz de la empresa de fotografía y editorial Arqueología de imágenes, un proyecto basado en líneas Verkami. Muy interesante en sí mismo como ejemplo de actividad productiva empresarial digital, utilizando las redes como mercado.

Ainhoa y Aku son los editores de este precioso libro que recibí en inmerecido obsequio. Y digo precioso por la forma y el contenido y en los distintos matices del adjetivo. Una edición cuidadísima, en cartoné, con un diseño minimalista y elegante, maquetación agradable, caritativa con el lector. Una pieza única, de colección diría si tuviera afición alguna por ese vicio. ¡Y bilingüe! Los traductores (en este caso traductoras, Cristina Gómez-Baggerthun y Kirsti Baggerthun) tienen que estar muy seguras para exponer a la vista pública el entramado de sus versiones. Este detalle presta al texto un aroma clásico. Cierto es que fotografías hay pocas; antiguas, sí, de los años treinta, casi todas del II Congreso de escritores antifascistas en Valencia, en 1937. Son muy buenas y están muy bien tratadas y, aunque son solo cinco, nos familiarizan de golpe con el aspecto de este escritor, poeta, periodista noruego, que estuvo en la guerra civil española y del que confieso que no sabía nada. Sin embargo, habló en el congreso. Hay una foto y el texto trae también el de su breve intervención.

La cuestión picaba. Grieg (lejano descendiente de Edvard Grieg) estuvo en el Congreso de Valencia y dejó este reportaje en el que habla de primera mano de los bombardeos de Valencia y Madrid y de la batalla de Brunete, que se publicó en Noruega en 1937. Era un periodista y autor respetado y reconocido miembro del Partido Comunista noruego. A partir de entonces, a diferencia de lo que sucedió con otros escritores de filiación comunista en las Brigadas Internacionales o el mentado Congreso, no hubo reediciones ni traducciones y pareció como si a Grieg se lo hubiera tragado la tierra; o la historia. Algo extraño. Y este libro sumamente interesante tiene en parte la clave para descifrar este misterio.

Grieg no solo era miembro del Partido, sino un comunista estalinista a machamartillo. Fue inquieto y nómada desde muy joven, anduvo embarcado y sin embarcar por medio mundo e incluso estaba en China en 1927, justo cuando la matanza de comunistas en Shangay que cuenta en La condición humana André Malraux, que no pisó la ciudad hasta media docena de años más tarde. A la vuelta de los periplos, Grieg profesó comunista y pasó unos años en Moscú a principios de los treinta. Retornó a Noruega como enviado de la IIIª Internacional y se dedicó a defender a capa y espada teóricas los infames procesos de Moscú de 1934 y 1936. De ahí, vino como corresponsal de guerra a España en 1937 en donde estuvo unos meses, desde el Congreso a la batalla de Brunete y siempre moviéndose en el ámbito comunista. Casi todos los personajes con los que habla son estalinistas o próximos a ellos, John Cornford, André Malraux, Ludwig Renn (que había escrito un viaje a pie al Oriente), Neruda, Bergamín, etc. Cuando, habla con las brigadas internacionales lo hace con el batallón Thälman y en la batalla de Brunete mandan los tres generales comunistas de la República, El campesino, Líster y Modesto. Probablemente salió de España de nuevo a Noruega en 1938.

En 1939 se firma el pacto germano-soviético, que determinó el curso de la guerra por venir y provocó una crisis profunda en el movimiento comunista mundial, con una avalancha de deserciones de intelectuales afines al partido. Se publicaron muchos libros del "gran desengaño". El más famoso, el de Arthur Koestler (otro corresponsal de guerra) Darkness at Noon que en España se llamó El cero y el infinito. Fueron tantos los desengañados por el pacto Ribbentrop-Molotov que el propio Koestler y el diputado laborista Richard Crossman recopilaron un libro de ensayos de desengañados de diferentes países bajo el título muy significativo de The God that Failed (El Dios que fracasó). Un acierto porque acabó siendo una canción de Metallica, aunque con espíritu muy distinto.

Uno de los desengañados fue Grieg, que rompió el carné del PC y se dedicó en cuerpo y alma a combatir a los nazis, en contra de las indicaciones del Komintern, primero en las fuerzas armadas de su país y, luego, al ser este invadido por los hitlerianos, en las de la Commonwealth, con sede en Gran Bretaña. Murió al ser abatido su avión (parte de un escuadrón australiano) en una misión aérea sobre Berlín en 1943. Tenía el grado de capitán. Estos datos los he sacado de Wikipedia.

Se explica por qué desaparece de las crónicas y jubileos históricos este joven noruego de claro mirar. Sigue siendo conocido en Noruega, pero muy poco fuera de ella. Se había "desengañado". De hecho, en la época y años posteriores, los desengañados (que fueron docenas y de distintas ocupaciones, desde poetas y literatos a generales soviéticos o miembros de los servicios secretos) tuvieron mala reputación. Es famosa una desgraciada obra de teatro de Sartre, Nekrasov en la que hace burla de los casos de "yo escogí la libertad" o al "servicio de Stalin".

Pero en el caso de Grieg tenía que haber algo más. Y lo había: el propio Grieg, su carácter, su espíritu, de los que da buena cuenta esta breve crónica de unos meses de la guerra civil. Condenado a una vida regalada, atendido por el ministerio de Propaganda, que redactaba los partes para la prensa y alejado de los frentes, Grieg se las ingenia para romper el círculo protector y presentarse en Madrid en manos republicanas, con las brigadas internacionales en La Moncloa y acaba metido directamente en lo más crudo de la batalla de Brunete, en donde la República quiso romper decisivamente el avance fascista sin conseguirlo y a un coste bestial por ambas partes.

Grieg intercala una narración escueta, directa, de los hechos, algunos de extraordinario salvajismo con observaciones y anécdotas de muy diversa índole, así como consideraciones sobre los comportamientos de los hombres en las trincheras. Y, al final él, que había venido como parte de un proyecto comunista, acaba describiendo la monstruosidad de la guerra en términos humanos y hasta poéticos. Su texto describe a la perfección lo que él ha visto, esto es, lo que quería ver: seres humanos combatiendo por la libertad. Justo lo que le había movido a él toda su vida.

Insisto, es un libro precioso.

divendres, 4 de maig del 2018

La cantante calva

La revolución catalana sigue. Catalunya es un hervidero de propuestas, contrapropuestas, planes, contraplanes, propósitos, transacciones y todo tipo de cábalas.  La movilización social es tremenda. Las rotativas y las redes no paran; las imprentas tampoco. Libros, folletos, panfletos. Aquí se debate todo: la forma del Estado, la República Catalana, los presos políticos, el Estado español; todo.  Por cierto, con un nivel muy respetable. Nada que ver con el de la villa y corte de los milagros. Pero nada.

Una explosión en las redes que obliga a replantear el saber convencional sobre los medios de comunicación.  En tuiter, una tormenta tras otra. Con esas dos novedades de tuiter tan desconcertantes: a) lo argumentativo suele ir acompañado de poderosas ilustraciones; b) lo público y lo personal aparecen mezclados. Internet es el foro público, universal por excelencia y tuiter su teléfono movil complementado con whatsap. Todo ello marca un ritmo frenético que, a veces, recuerda el teatro del absurdo. Pero no lo es; ni mucho menos. 

El parlament aprobó ayer considerar la desobediencia civil pacífica un método de acción política legítimo. Era de prever. La novedad es que a los votos indepes, setenta, se han sumado los ocho comunes. Mayoría absolutísima en contra de la criminalización de los CDR y a favor de la acción de desobediencia civil. Se alzan las espadas. 

Al tiempo, el mismo parlament aprueba la modificación de la Ley de la Presidencia, que abre la posibilidad de investir a Puigdemont a distancia, yugulada por el recurso previo del gobierno contra la intención y la correspondiente suspensión del Tribunal Constitucional.

He aquí la primera prueba a la voluntad de desobediencia. Las espadas se bajen, claman los prudentes, advertid que ERC pliega velas y renuncia a la vía unilateral, a Satanás y a sus pompas y obras. Obviamente, ERC formula sus deseos de multilateralidad, ampliación y eficacia y hace bien. Apañados estaríamos si no pudiera. Esos deseos los comparten todos los indepes del primero al último. De haber discrepancia será en cómo se implementen. Un futurible. En el presente, ERC cumple escrupulosamente sus acuerdos intra-bloque y nada autoriza a pensar que no vaya a seguir haciéndolo. Ha respaldado la candidatura de Elsa Artadi como sustituta de Puigdemont

Las espadas vuelven a lo alto porque Artadi, siendo una candidata perfecta desde el punto de vista de la legalidad española, es la que más claramente convertirá en realidad efectiva la estructura gaullista de la República Catalana que Elisenda Paluzie (ANC) ha ido a confirmar con el presidente Puigdemont a Berlín. Atentos a lo que decidan los miembros de la ANC, consultados estos días sobre la posición de la Assemblea. Aquí se cuece la lista única o de país. 

La idea es clara: presidente de la República en el exterior, designado por una Asamblea de electos o consejo de la República u órgano análogo, y una presidencia del govern en el interior en escrupuloso cumplimiento de la legalidad española... hasta donde se pueda. En donde no se pueda, entrará en funcionamiento esa desobediencia civil que el Parlamento catalán ha aprobado por setenta y ocho votos a favor y cincuenta y siete en contra y que el Parlamento español no podrá aceptar en modo alguno pero tampoco sabrá cómo impedir por haberse encerrado en un callejón judicial sin salida. 

La desobediencia civil es pacífica. La búsqueda judicial de violencia en el procés a partir del 1-O, infructuosa hasta la fecha, viene ahora ayudada por el uso partidista que el B155 está haciendo del fin de ETA. Se trata de criminalizar a toda costa el independentismo, aunque sea por magia simpatética: atención, ETA liquida ahora para abrir en el País Vasco un procés catalán. En lenguaje mediático con mucha imagen se pierden matices y solo queda ETA = procés catalán. Señores jueces, no hilen tan fino: todo el procés catalán es violencia, es ETA transterrada. Aplíquese la ley de partidos y lo que haga falta, ciérrense los periódicos digitales indepes, ilegalícense las asociaciones y partidos independentistas como se hizo en el País Vasco. Delenda est Catalaunia!

En este clima de delirio nacionalista español y con el horizonte de unas elecciones que todos rechazan, aunque no con la misma decisión, el presidente Puigdemont tiene convocados a los diputados de JxC el sábado en Berlín. Allá irán todos a una especie de juramento de los horacios, de defender la patria ante el enemigo, de forma democrática y pacífica, radicalmente no violenta. Falta el tercer horacio, la CUP, pero su posición es conocida. Y de allí saldrán con el nombre de Puigdemont o el de Artadi. Si es el primero, tropezará con la negativa del gobierno español parapetado en las togas del TC; si es la segunda, planteará el problema de las cuatro  abstenciones de la CUP no ya para la mayoría absoluta sino también para la simple si, en efecto, no se permite la delegación de voto de Puigdemont y Comín. 

Y en ambos casos, las elecciones, esas que todos dicen querer evitar, pasan de horizonte plausible a inevitable. Puede parecer absurdo, pero no lo es. Se recordará que en La cantante calva, de Ionesco, no hay cantante calva alguna. Aquí, tampoco. 




dijous, 3 de maig del 2018

La internacionalización es esencial

Aquí, mi artículo de ayer del elMón.cat, titulado El frente exterior. Es una reflexión sobre la noticia reciente de que una asociación de empresarios, capitalistas y banqueros (los adalides de la libertad y la justicia, vamos) han contratado un lobby británico por casi medio millón de euros para una campaña de propaganda. Se trata de difundir por todos los medios la mentira de que España es un Estado de derecho y una democracia consolidada en todo homologable a los otros países europeos.

Entre los numerosos timos en que la banda de ladrones y delincuentes en el gobierno se gasta nuestro dinero a manos llenas, uno frecuente es el comprar amistad, sobornar gente, mendigar distinciones y apoyos internacionales malversando los caudales públicos. Y también los privados, pues la Camara de Comercio de España (la que paga el medio millón a estos espabilados británicos) ya los recuperará gracias a las redes corruptas que unen a los políticos peperos, todos ellos unos mangantes, con la cúpula empresarial del país, otra pandilla similar.

El ridículo no puede ser mayor: ¡medio millón de pavos para explicar lo que, si fuese verdad, no sería necesario difundir! Ningún europeo o norteamericano pagaría un ochavo por demostrar al mundo que sus países son democracias. España sí lo necesita precisamente porque no lo es.

Y ahora que todo el mundo sabe qué dictadura se gasta en España, vienen los empresarios a disipar  dudas. Frente a ellos, hay que armar una potente defensa exterior del procés.

La versión castellana:

El Frente exterior

La Cámara de Comercio de España ha contratado con un lobby británico, la sociedad Brunswick, una campaña de propaganda ideológica unionista por 484.000 € que pagan, entre otros, el Banco de Santander, el BBVA, Caixabank, Iberdrola, Telefónica, etc. Se trata de propagar en el extranjero la mentira de que España es un Estado democrático de derecho en el que se respetan las libertades. El empleo del art. 155 es una medida excepcional para proteger esa democracia frente a un separatismo ilegal. La campaña es, en lo esencial una campaña anticatalana, tan anticatalana como todas los demás actos de catalanofobia que realiza sin parar el Estado español.

Los organizadores de la campaña niegan la vinculación con el régimen de la Gürtel, señalando que son empresas privadas. Como si la gente fuera idiota y no supiera que las empresas del Ibex35 son el verdadero Estado, mientras que el gobierno es solo su consejo ejecutivo. Ese medio millón de € ya lo tienen amortizado con lo que extraen explotando a los ciudadanos legal o ilegalmente merced a las políticas que aplica la banda de ladrones del PP. Por lo demás, también están todas las agencias oficiales españolas, desde el ministerio de Asuntos Exteriores al de defensa, pasando por el CNI volcadas en el extranjero, sobornar políticos, chantajear a medios, emplear los fondos de reptiles, los de sus innumerables cajas B de blanqueo en propalar patrañas sobre Catalunya y boicotear el proceso democrático catalán.

Que la campaña es mentira, típico ejemplo del otro ridículo de la marca España se ve de inmediato con una pregunta elemental: ¿alguien cree que los Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia, etc., hayan de gastar medio millón de euros en convencer a los demás de que son Estados democráticos? En España es necesario precisamente porque ni es Estado de derecho, ni democracia, ni respeta los derechos de las personas.

Esta campaña de los banqueros y empresarios, con un argumentario en cuatro falacias, se hace porque la propaganda a cargo de los intelectuales orgánicos del franquismo, los que colonizan los medios escritos y audiovisuales, no convence a nadie. La teoría, elaborada por la tropa de historiadores, juristas, politólogos, economistas, sociólogos, etc. no hace otra cosa que vender como ciencia pura ideología nacional-católica con unos toques de liberalismo y krausismo y basada en un postulado falaz: España es homologable con las demás democracias europeas. Si tal cosa fuera cierta, no sería preciso untar a propagandistas exteriores para difundirla.

La Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, uno de los chiringuitos desde los que, como en las demás Academias, las mojamas del franquismo ladrador legitiman la dictadura del 155 y el régimen de corrupción y delincuencia imperante en el país, organiza unas jornadas con motivo del 40º Aniversario de la Constitución de 1978. Que se hagan con el artículo 155 en vigor, el que suspende aquello que tan contentos celebran y establece una dictadura, no les merece ni un comentario. Pero ni con academias, ni pagando la publicación de artículos de los voceros intelectuales del régimen en el exterior este consigue combatir el desprestigio, la mala fama y el repudio que las medidas de represión franquista despiertan en la opinión pública exterior.

Por eso se recurre a los empresarios, en la esperanza de que, dada su supuesta eficacia, tendrán más éxito que los plumillas a sueldo del nacionalcatolicismo español. Pero sin reparar en la cuenta de que, siendo españoles, estos empresarios y banqueros serán enchufados, privilegiados, caciques y mangoneadores de los dineros público y de empresarios y banqueros al estilo europeo no tendrán nada. Y, por tanto, la campaña será otro fracaso más.

No obstante, estos intentos reiterados, aunque irrisorios, dado el conocimiento que de España se tiene en el extranjero, prueban la necesidad de que el movimiento independentista intensifique sus esfuerzos en el ámbito exterior. La internacionalización del conflicto España-Catalunya, una clara victoria catalana, debe consolidarse y ampliarse. De no haber sido por él, Catalunya tendría una visibilidad mucho menor en Europa y el bloque del 155 las manos mucho más libres para reprimir la democracia en Cataluña.

El Estado español ha luchado cuanto ha podido contra la internacionalización del conflicto, pero su propia ineptitud autoritaria la ha ampliado mucho más al tiempo que cubría de ridículo al poder judicial del país. Por eso recurre ahora a los empresarios.

Concentrado en el frente interior, en la necesidad de investir presidente de la Generalitat en unas condiciones de dictadura política y arbitrariedad judicial, el independentismo no debe abandonar el frente exterior. Por eso es urgente que se institucionalice una plataforma internacional de apoyo a Catalunya, algo como esa “Comisión Chomsky” que venimos pidiendo desde hace tiempo.

La defensa de la democracia en Catalunya afecta a los demócratas del mundo entero.

dimecres, 2 de maig del 2018

Desobediencia

El verbo amagar tiene una curiosa dualidad de sentido en castellano y catalán. En castellano significa más o menos amenazar; en catalán,  ocultar. El titular de El País podría leerse como que los secesionistas ocultan la desobediencia, aunque para eso sobraría la preposición "con".

En todo caso, el asunto va de desobediencia. La aprobación de la reforma de la Ley de la Presidencia no lo sería; su implementación proponiendo la investidura de Puigdemont a distancia, sí. 

Y aquí es donde el independentismo debe decidir: o desobedece ahora proponiendo la investidura de Puigdemont o aplaza la desobediencia a que cargue con ella un govern efectivo. Mientras esté en vigor el 155 prácticamente toda acción de este será de desobediencia. El gobierno central ya ha hecho saber que el 155 no tiene límite de tiempo. Ni de nada. Véase el trance del PNV: dijeron no aprobar los presupuestos si no se retiraba el 155; luego pasaron a aprobarlos mediando solo una promesa de retirada. Al final, ni promesa queda. En realidad, ningún gobierno independentista puede llevar adelante su mandato en el marco legal español, haya o no 155. Eso es lo que quiere decir que el conflicto es político. 

Y si de respetar escrupulosamente la legalidad se trata nombrando a un candidato "limpio", el nombre de Carles Riera se ajusta al perfil. A ello se añadiría un reconocimiento de legitimidad con el nombramiento in pectore de Carles Puigdemont en el extranjero. 

El problema de los jueces para mantener en la cárcel a los presos políticos es que no encuentran la violencia que necesitan para acusarlos de rebelión; el de los indepes para sacarlos: aceptar una legalidad autonómica que incluye la existencia de presos políticos. Mientras haya presos políticos no se podrá hablar de normalidad.

El problema son los presos y exiliados políticos. El problema es la judicialización del procés que, en sí misma, es un llamamiento a la desobediencia civil.. 

La normalidad solo podrá darse con el desestimiento de la acción represiva del independentismo en todos los órdenes y el inicio de negociaciones bilaterales entre el Estado y la Generalitat en la forma y con los fines que acuerden.

La musa universal

En el cine, viendo la peli de Cordula Kablitz-Post, Lou Andreas-Salomé, de 2016. Una de esas sobre una figura (un biopic se llama) de culto en la que los espectadores entramos con una idea errónea de lo que vamos a ver y salimos con otra errónea de lo que hemos visto. La idea del film parece ser rescatar la figura de Lou en sí misma, por sus méritos, por su obra y corregir la leyenda predominante de que debe su fama a los hombres con los que se relacionó. Ya se sabe, la mujer-musa del hombre. 

Pero no lo consigue. La historia sigue la narración autobiográfica de la autora en su "Mirada al pasado", ese relato organizado de varias piezas sueltas por su albacea literario, Enst Pfeiffer (el mecanógrafo de la peli), con un hilo vagamente cronológico en la primera parte (el bosquejo) y  roto en la segunda (la continuación) sin más orden que el que la autora le presta. Y eso es el guión de la peli que, obviamente, deja confuso a más de uno con el ir y venir del presente al pasado. 

Igual que la forma, la autobiografía de Lou se come el contenido del film. Y la atención se centra en las experiencias vividas por la protagonista, porque es de lo que van sus peculiares memorias, de vivencias. El personaje se apodera del relato (después de todo, es un biopic) y este se torna en un pase de momentos célebres en las vidas de los protagonistas: Lou, Paul Ree, Friedrich Nitzsche., Rainer Maria Rilke, Sigmund Freud... Imposible no aceptar que la leyenda, injusta como es con el valor propio de Lou como creadora, se mantiene. Hasta sus biógrafos parecen fascinados por el erotismo que debía desprender la autora de un tratado sobre el erotismo. Hay dudas y debates acerca de si, como Lou cuenta en sus memorias y la peli refleja, de todos los mencionados, que estaban locos por ella, el único (y primero) que la gozó, como decía Cervantes, fue Rilke. Luego ya hubo mucho más. En cuanto a lo de la prima volta, hay apuestas porque el personal es así de metomentodo. Se dice que, en realidad fue el Dr. Pineles con el que salía cuando iban a clase de Freud y de quien se sospecha sea el hijo que Lou no llegó a tener por aborto.

Todo esto alimenta la leyenda y más. La película, en realidad, es un resumen y deja fuera a mucha otra gente con la que Lou se relacionó: George Ledebour, Franz Wedekind, Jakob Wassermann, etc. De hecho era tal su fama de musa ya en su tiempo que uno de sus admiradores frustrados y también quince años más joven que ella, como Rilke, el sueco Poul Bjerre, dejó dicho "Lou mantiene una relación sentimental con un hombre y nueve meses después ese hombre da a luz un libro". 

Era fatal que una mujer así se comiera la película y no la dejara desarrollar su propósito de descubrirnos a la Lou entera, sobre todo porque está hecha tomando sus memorias como guión. Aun así, la historia tiene algún momento liviano y humorístico: la aparición de Dios a la paciente Lou con el rostro de Freud. En relación con ello, también tiene su ironía que, tras ser admitida en la comunidad psicoanalítica por el mismísimo Freud, ejerciera prácticamente durante años, casi hasta su muerte, cuando los nazis confiscaron sus pertenencias bajo la acusación de "ciencia judía". Una psicoanalista con una vida nada convencional, casada por fin con un filólogo en un matrimonio no consumado durante más de cuarenta años, durante los cuales cada uno hizo su vida.

Lo que queda de la película se defiende como puede repitiendo los temas favoritos del culto de Lou: Ree y Nietzsche convertidos en un Aristóteles bicéfalo, tiranizado por Filis; Rilke y el cambio de nombre de René a Rainer, Freud y el reconocimiento de la teoría del narcisismo. Y la dimensión creadora de Lou vuelve a desaparecer tras su condición de musa. Se habla algo de sus novelas y, cómo no, de un célebre estudio de las figuras femeninas en el teatro de Ibsen. Pero sus trabajos sobre el erotismo y el narcisismo (que entonces se llamaba "narcismo"), son notables; sus dos ensayos sobre Nietzsche y Rilke, muy originales y, además, tiene una gran producción en el terreno del psicoanálisis. 

Pero todo esto es muy difícil de hacer valer en una película. 

dimarts, 1 de maig del 2018

Están desatados

Pero como potros salvajes. Todos los jueces y todos los fiscales piden a coro la dimisión del ministro. Ha de ser chungo eso de que te repruebe el Parlamento y, acto seguido, se te subleve la tropa y pida tu dimisión, ahora solo pendiente del paladio de M. Rajoy, el 155. Que no es poca cosa. 

Catalá no dimitirá porque tiene una tarea urgente que hacer: legislar en caliente sobre el juicio de "la manada" tras decir dos semanas antes que no se puede legislar en caliente. Sí, en efecto, es de pena. Pero todo en este ministro es de pena (no de lo penal sino de lo jondo), de asombro y chirigota. Eso de acusar con el dedo al magistrado discrepante lo deja a la altura del betún.

Y en la altura del betún lo increpa el presidente del CGPJ, pidiéndole que no haga una "utilización política" de la justicia. Algo pasmoso por dos razones: 1ª) porque, siendo ministro, está justo para eso, para utilizar políticamente la justicia y es lo que hace; 2ª) quien está para que evitar que alguien, quien sea, hasta los mismos tribunales, haga un uso político de la justicia es, precisamente el CGPJ. Y en esto, la verdad, es que su expediente es negativo. La judicialización del procés catalán ha politizado la justicia de forma que lo que hoy pasa por tal en España es una especie de causa general política contra el independentismo disfrazada de proceso penal en el que los jueces tratan de ahormar sus prejuicios políticos en normas jurídicas, fabulando sobre los hechos.

La única solución a este desbarajuste es suspender todas las acciones penales y persecutorias en general, restablecer el gobierno legítimo de la Generalitat y entablar un proceso de negociación de igual a igual, Catalunya-España. Como sucedió con el Estatuto de la II República, aunque más formalmente.

Fantasías machistas

Al margen de los aspectos penales y procesales y personales de este tremendo asunto de "La Manada", una pequeña observación sobre el mundo en el que vivimos los hombres. El mundo vital, que dicen los filósofos, un batiburrillo de hechos, palabras y pensamientos que desemboca en un mundo de fantasía.

Basta examinar el comportamiento de los cinco y los comentarios de todo tipo que ha hecho un sinfín de varones para detectar la presencia más o menos evidente de la fantasía más común entre los hombres, la de omnipotencia. Si es de origen infantil, anal, sádico, fetichista, etc., queda luego para los pormenores. El hecho es que los hombres vamos por la vida fantaseando omnipotencia, dominación, siempre parceladas, claro, pues las clases sociales se imponen a los atributos de la fiera.

Así que ahí está ese urinario en el hotel Marinela, de Sofia, en donde va a haber una reunión de alto nivel de la UE. Siempre que la noticia sea cierta y no una broma porque el tal hotel tiene unos cuartos de baño de lo más normal. O sea, que puede tratarse de uno de esos hoax. El otro día di por buena una noticia de El mundo today y tuve que soportar todo tipo de chanzas por ser un pánfilo, y con razón porque, decíame, donde las dan las toman.

Con respecto a esta noticia de los urinarios machistas a lo mejor no es cierta, pero podría serlo. Cosas peores se han visto. De lo que no cabe dudar es de que quienes hagan uso de los urinarios saldrán con la fantasía a reventar.

Pero en esto de la fantasía, aparecen cosas insólitas. Los mingitorios de Sofía recuerdan otro célebre, que muchos críticos consideran una de las obras de arte más importantes del siglo XX y que vio la luz hace ahora 101 años en Nueva York. Era uno de los "readymades" de Marcel Duchamp. Lo presentó a una exposición, pero no fue aceptado, a pesar de que la organización se llamaba "Artistas independientes" y se comprometía a exhibir todo lo presentado que hubiera pagado entrada. Sin embargo, La fuente, no.

Los urinarios de Sofía ganan al de Duchamp en colorido y fantasía de omnipotencia fálica. Pero lo que rompió el molde fue el readymade de Duchamp, rey del Dada, que, además, acto seguido desapareció. Parece que lo tiraron a la basura, no sin que antes lo fotografiara Alfred Stieglitz que, a su vez, perdió el negativo. Y sin embargo, ahí está, abriendo las revoluciones artísticas del siglo XX and beyond. Algo único. Por cierto, todas las fuentes que se ven por ahí en los museos, idénticas a esta, son todas originales. El urinario era tan célebre que Duchamp lo convirtió en un negocio y comenzó a autentificarlas a partir de 1950, como una especie de sacerdote que bautizara a sus propias criaturas. Todo readymades; producción en cadena de objetos únicos. Industrialización del artesanado con efluvios escatológicos.

Que en esto de las fantasías, los de Dada las tenían parnasianas.

Ustedes perdonen la fantasía divagatoria de Palinuro.


dilluns, 30 d’abril del 2018

Antes de la batalla

España estalla por todas las costuras. La barbaridad de la sentencia de "la manada" unida al montaje que está saliendo en el juicio a los chavales de Altsasu, han incendiado la opinión pública. Todo el mundo pide la dimisión de alguien. La gente la de los jueces; los jueces, la del ministro; el ministro, quizá, la de la gente. Es capaz. Brecht imaginaba que el gobierno podría disolver al pueblo.

Se añade la corrupión galopante. Con Ruiz-Gallardón ya hay poker de mangoneo en la Comunidad de Madrid, cuyo gobierno (y alcaldía, dicho sea de paso) parece haber sido el reino del hampa. Riánse del Chicago de los años veinte. Al lado de esto, una ciudad mormona. Y menos mal que, merced a la codicia de los emprendedores (ya saben: vicios privados, virtudes públicas), no llegó a arrancar aquel Eurovegas-Alcorcón o algo así. González se daba un aire a capo de casino en Las Vegas.

Se añade esa noticia de que los obedientes chicos del CIS llevan tres años sin preguntar la opinión sobre la monarquía. El gobierno la justifica con confusas razones cuando hay una clara, comprensible, de carácter económico, el ahorro: como ya sabemos la respuesta nos ahorramos la pregunta. 

"La manada", la corrupción, una monarquía hecha papilla. Atareados con estas cuestiones nadie presta atención a la que está cociéndose en la Catalunya rebelde. Y menos en este puente largo que en Madrid es viaducto. Los partidos preparan a la vuelta una trifulca parlamentaria en la Corte con la sucesión de Cifuentes que promete ser espectacular, con el forcejeo entre el PP y C's que tiene al otro agarrado por el gañote. 

La judicialización del procés ha sido un desatino mayúsculo cuyo último dislate viene de la reciente decisión del Tribunal Constitucional de prohibir la investidura a distancia de Puigdemont. Queda cerrada la última posibilidad de buscar una salida política a un conflicto político. Ahora no hay otra que replantear la situación políticamente. Antes era Puigdemont o elecciones; ahora es elecciones o elecciones.

De este modo acaba haciéndose realidad aquellos que todos decían querer evitar, unos sinceramente y otros por conveniencia: nuevas elecciones. Se acumulan razonamientos en contra, uno especialmente en el campo independentista: ¿y si se pierden? 

Claro, las elecciones pueden perderse o ganarse. Pero eso es irrelevante cuando son la única opción. Una vez ha quedado claro que el gobierno piensa mantener el 155 ad calendas graecas, cualquier govern que se constituya en el marco estatutario acabará viéndose obligado a convocarlas. Potestad que mantiene aunque no es descartable que una "profundización" (como dice El País) del 155 se la arrebate, creando una situación típicamente colonial.

Otro argumento contra las elecciones es que nadie se fía de que el bloque del 155 (B155) no haga todo tipo de trampas, desde intervenir los medios públicos de comunicación a ilegalizar partidos o asociaciones independentistas. Para eso perpetraron la Ley de Partidos de 2002. Y, si no lo sacan en el Parlamento, lo hace Rajoy en virtud de los plenos poderes del 155. Es conveniente que, además de convocar elecciones, se pida la presencia de observadores internacionales. Aquí vendría muy bien esa Comisión Chomsky de apoyo a Catalunya que es muy necesaria.

Ahora, a las elecciones que también pueden ganarse. Y por holgado margen. Veamos. La liberación de los presos políticos es una condición inexcusable del independentismo. Y con toda razón: es inadmisible aceptar como normal una situación con presos y exiliados políticos. Mientras tal sea la circunstancia, el independentismo seguirá su marcha con el conflicto planteado a escala internacional. La judicialización no ofrece salida alguna realista; esta solo puede venir de una decisión política: nuevas elecciones y todos los presos y exiliados políticos son candidatos en la lista independentista. Para eso se necesitará una participación muy alta, movida por "los presos, a casa".

Esa lista tiene que ser de país. Se concentra el voto en una opción y las elecciones tienen un valor de referéndum sin serlo técnicamente. Las listas separadas dieron el resultado del 21 de diciembre, que no fue malo, pero sí mejorable. Y precisamente ahora por dos razones: de un lado es poco probable que la derecha repita su alto resultado, jugando en ello la irrupción de Tabarnia; de otro, el voto independentista, muy movilizado por la libertad de los presos y la consolidación de ese ámbito de acción republicana de hecho en estos últimos seis meses en los que, además, Catalunya, en lugar de sumirse en el caos económico, prospera más que nunca.

La votación se presenta como una votación por la república, la democracia, la defensa de las instituciones catalanas y el cese de la represión. Y en eso están de acuerdo todas las fuerzas independentistas. Hagan pues una lista única, de país, sin reparar en las expectativas de voto de cada lista por separado. Una lista de la República Catalana. 

diumenge, 29 d’abril del 2018

El color del cristal

Puigdemont tiene un rasgo poco frecuente. En las entrevistas no dice vulgaridades, ni recita consignas o catecismos de partido, ni cuenta trolas, como la mayoría de los políticos. Cuando habla de política es claro, preciso y muy combativo. Cuando lo hace de otras cuestiones suena sincero y no es convencional. No sigue un guion de comunicador triunfante. No le importa reconocer debilidades, como se deduce de la cuenta que da El Independiente de una entrevista concedida por Puigdemont al Magazine de The Times. Por cierto, el titular inglés es muy otro que el español, más afirmativo, optimista, militante: Carles Puigdemont: the fight for Catalan independence goes on ("la lucha por la independencia de Cataluña continúa"). Da una impresión contraria. Como la imagen. Son dos mundos mentales que ven la realidad a traves de cristales de colores distintos.

Obsérvese, además, que el titular de El Independiente es justo las últimas frases de la entrevista. A pesar de orientarse básicamente a los aspectos personales, vivenciales, que diría Ortega, se tocan muchísimos otros aspectos de distinta índole que reflejan un estado de ánimo muy distinto al del horizonte carcelario o de exilio. 

Muy distinta índole: la lucha por la independencia de Cataluña continúa. Y continúa en los términos en que se ha planteado hasta la fecha. Y con igual determinación. 

Del pasado se arrepiente el MHP de haber dejado en suspenso la declaración de independencia al creer erróneamete en la buena fe de una oferta de negociación de la parte española. Lo que se hizo o se dejó de hacer, hecho o no hecho ha quedado. Y el arrepentimiento, decía Spinoza, no es una virtud. El pasado nos sirve igual (o igual de poco) hayamos acertado o no. Lo que importa es el presente. El presente que mira a un futuro determinado, uno que tiene que crear a su modo.

De los asuntos concretos, del sobresaltado día a día de la investidura y el Parlament y el Tribunal Constitucional y el PDeCat y JxC no se habla en la entrevista, con bastante tino porque es muy enrevesado para un público extranjero. La conversación, toda ella narrada por la periodista, Sally Williams, que intercala algún juicio pertinente e información adicional, versa sobre asuntos de vida privada o de carácter general, sin entrar en los detalles.

Pero los detalles existen. Al admitir a trámite un recurso del gobierno contra la investidura de Puigdemont que tenía en el congelador, el Tribunal Constitucional ya está prohibiendo la investidura a distancia. Así las cosas, comienzan las voces prudentes que aconsejan no exasperar más a la fiera y aceptar el nombramiento de un cuarto candidato que M. Rajoy pueda considerar limpio. Es el llamado criterio de la prudencia y la eficacia.

Los críticos piensan que, a estas alturas, cualquier nombramiento que no sea Puigdemont implica aceptar como legal una situación ilegal, someterse al 155, permitir que el president de la Generalitat lo nombre La Moncloa. Con la decisión del TC, ya no tiene sentido proceder a la investidura de Puigdemont, salvo que se quiera intensificar el conflicto y provocar una escalada de la persecución judicial. 

Resulta incomprensible cómo el B155 no ha caído aún en la cuenta de que, mientras haya presos políticos catalanes, el movimiento independentista no va a parar. De este modo, van a unas elecciones, las quintas en cuatro años que tienen toda la pinta de perder si una lista de país independentista las convierte de hecho en un referéndum, el referéndum.

dissabte, 28 d’abril del 2018

El estilo de la casa

Lleva un jamón cuando vayas a ver al alcalde. Es la mentalidad de los gobernantes, pata negra de cacique. Compran y venden medallas para los más diversos fines. Todavía se recuerdan los dos millones de dólares que costó la no-medalla del Congreso de los EEUU a Aznar. Y hace poco el rey otorgaba unos distinguidos galardones a Juncker y sus amigos sin que ello tuviera nada que ver con las declaraciones de este siempre hostiles al independentismo catalán. También ponen medallas a  los policías que mandan a aporrear ciudadanos y a las vírgenes, en probable agradecimiento por el éxito del aporreo.

Pero esta vez se han pasado veinte pueblos, que dicen los castizos. Es tal el ridículo de llevar el jamón de las medallas a Alemania que el ministerio del Interior desmiente tajantemente haber cursado ninguna petición de nombres de policías alemanes para enmedallarlos. Puesto que el gobierno de Schleswig-Holstein no se habrá inventado la pintoresca petición, alguien la habrá cursado desde España.

Ahora empezará otro divertido vodevil para buscar al culpable. Y no se descarte una nueva guerra de imputaciones basadas en escuchas ilegales o actos de espionaje que, al parecer, forman un inframundo de la política madrileña. Ahí están los del Grupo Novo, que trabajaban en labores de seguridad para Ignacio González diciendo que "faltan vídeos por salir". Un susto para esa confusa nube de políticos, cargos públicos, empresarios, conseguidores y vividores en general que, como siempre, ha sido la villa y corte. Cifuentes ha pasado a la reserva, absorbida por la ciénaga de la comunidad de Madrid, capital del hampa. Como ya se vio con toda claridad en los lejanos tiempos del "tamayazo".

El resto, por ahí le anda en este Estado de derecho on presos y exiliados políticos. La Audiencia Nacional aparta a un juez de la causa de la caja B del PP por afinidad con este partido. Eso de los jueces afines al PP es una verdadera plaga y, si se suman los fiscales, la plaga se convierte en peste. La afinidad en este caso viene probada por unas cursos en la fundación FAES. Precisamente actividad en la FAES es lo que llevó a Pérez de los Cobos a presidir el Tribunal Constitucional por decisión del PP. 

Es el estilo de la casa.